viernes, 4 de diciembre de 2015

Dos orillas y un océano: 25 autores iberoamericanos de poesía para niños y jóvenes


Dos orillas y un océano: 25 autores iberoamericanos de poesía para niños y jóvenes (coord. Sergio Adricaín y Pedro C. Cerrillo), Cuenca, CEPLI/UCLM/Fundación Cuatro Gatos, 2015

No son las antologías un género ajeno a la poesía infantil, desde luego, pero generalmente se trata o bien de selecciones de la obra de grandes poetas que se considera apta para niños y jóvenes (como las que edita desde hace años Ediciones de la Torre con el colofón para niños), o bien de antologías que abarcan varias épocas e incluyen poemas de varios autores, con las que se intenta ofrecer un panorama más extenso de los versos tradicionalmente leídos por los niños. Dos orillas y un océano es, en este sentido, una antología diferente y original dentro de la poesía infantil, y lo es por varias razones.
En primer lugar, porque se trata de una selección de poetas que publican ahora mismo pero que al mismo tiempo tienen edades muy variadas. Se trata, por tanto, de una instantánea de la situación actual de la poesía para niños y jóvenes, más basado en el aquí, es decir, en la coincidencia en el mercado de una serie de autores publicados, que en los quizás ya obsoletos criterios generacionales, que en cualquier caso no funcionan demasiado bien en una literatura como la infantil, que se resiste a ser encerrada en cualquier clasificación nacionalista porque basa su especificidad en el destinatario, no el emisor.
En segundo lugar, también es diferente porque aplica criterios propios de antologías poéticas para adultos, como el hecho de incluir una breve poética de cada uno de los autores, en este caso en forma de entrevista, lo cual remite asimismo a ciertas maneras propias del hispanismo norteamericano. Además, se incluye una breve reseña de un libro de cada uno de los autores seleccionados, no solo informativa sino también crítica y valorativa, a cargo de especialistas en literatura infantil de las dos orillas. Con todo ello, se muestra un exquisito respeto por la poesía para niños, al tratarla de la misma manera y al ponerla a la misma altura que la poesía para adultos, y se evita cierta tendencia al didactismo que empapa siempre en mayor o menor medida este tipo de selecciones.  
Y, en fin, otro de los grandes aciertos del libro, quizás el más evidente desde el título, es haber creado una antología iberoamericana, que hace hincapié en la idea de comunidad lingüística y que une a autores españoles e iberoamericanos que han publicado en editoriales españoles con otros cuya obra es más difícil de conseguir en España. Esta decisión no es en ningún caso arbitraria, dado que no son pocos los autores americanos que han publicado sus libros en editoriales españolas en los últimos años o que han ganado alguno de los premios que se convocan aquí.
Partiendo de estos acertados supuestos, la antología supone una buena muestra de la poesía iberoamericana actual desde dos puntos de vista. 
Por un lado, refleja cuáles son las tendencias dominantes de la poesía para niños y jóvenes actual en español, y demuestra que este género goza de buena salud en nuestra lengua, ya que existe una gran variedad de propuestas dentro de las tendencias más dominantes. Tiene además la virtud de unir nombres ya clásicos de la poesía infantil hispana (como Antonio García Teijeiro, Marina Colasanti, Carlos Reviejo o Ana María Romero Yebra) con autores más jóvenes pero con una obra ya sólida a sus espaldas (como Mar Benegas, María José Ferrada, Cecilia Pisos o Darabuc), sin dejar de recordar en el prólogo a los que deberían estar y no están, por evidentes razones de espacio.  
Pero, por otro lado, quizás resulte aún más interesante que esta antología constituya un buen reflejo de cómo funciona el campo o sistema literario de la poesía para niños y jóvenes en español. Hace ya bastantes años que Pierre Bourdieu y Itamar Even-Zohar, entre otros, pusieron de manifiesto que los vaivenes del gusto literario dependen en gran parte de factores ligados al mercado y que los medios de difusión determinan la actividad literaria de cualquier época. En otras palabras, que la literatura no depende tanto de la concepción romántica de un autor frente al folio en blanco como de las imposiciones y reglas del sistema literario en que dicho acto de creación se sitúa, así como del repertorio que dicho creador tenga disponible a la hora de abordar la creación. En este sentido, Dos orillas y un océano muestra lo importante que son los premios en un género tan minoritario y difícil de publicar como la poesía infantil, pues buena parte de los seleccionados han ganado alguno de los galardones que se convocan en nuestro ámbito lingüístico (Luna de Aire, Príncipe Preguntón, Orihuela, Hispanoamericano), y el hecho de que su obra haya salido a la luz se debe sin duda a dicha oportunidad. La antología, pues, confirma este hecho, ya casi sabido, y por lo tanto no solo supone una buena muestra de las tendencias dominantes de la poesía infantil actual, sino también de sus medios de difusión, es decir, de cómo llega hasta los lectores. 
Quizás lo único que se eche en falta en Dos orillas y un océano es haber incluido algún poema más de los autores, pues la selección se limita en general a uno solo, pero entonces tal vez hubiera perdido en representatividad, y lo más importante en este caso es abrir boca, asomarse a la obra y, si interesa, buscarla y hacerse con ella. En todo caso, dicha limitación es un mal menor dentro de una antología que cartografía con acierto ese inmenso mar lírico que une dos orillas alejadas pero unidas por el lazo común de la misma lengua.

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